Levantar muchos kilos en la barra está muy bien, al igual que terminar sesiones de entrenamiento con más peso y en menos tiempo, pero, siendo sinceros, no es el objetivo del 90% de los usuarios de actividad deportiva. El entrenamiento funcional nos exige tanto física como mentalmente sin llevar nuestros cuerpos al límite, fomentando la diversión, las relaciones sociales y la salud a nivel biopsicosocial.
Una vez hablado sobre las diferencias principales entre el entrenamiento funcional y el Crossfit® en la anterior entrega, desarrollaremos los motivos por los que el entrenamiento funcional en Fitmill va un paso más allá y los beneficios únicos que este aporta.
El modelo del ser humano biopsicosocial
Para algunas personas el concepto de salud se conforma como algo sencillo, la ausencia de enfermedad, y es que así lo determinaban las instituciones médicas hasta el año 1948 con la creación de la “Organización Mundial de la Salud” (OMS) donde el término salud pasó a significar “un estado de bienestar físico, social y mental, y no solo la ausencia de enfermedad”. A raíz de esta definición nacen numerosos modelos que interrelacionan al ser humano con su entorno y la forma en la que este se relaciona con el mismo. Uno de los más conocidos, y el cual se aplica actualmente debido a su orientación holística del cuidado, es el modelo del ser humano biopsicosocial.
Este modelo surge en el año 1970 a través de los trabajos del médico anarquista George Engel con el fin de responder a la necesidad de eliminar el modelo biomédico empirista autoritario que se extendía por todo el mundo de la medicina haciendo de esta una versión reduccionista de la salud humana. A través del artículo “The Need for a New Medical Model: A Challenge for Biomedicine”, Engel promulgó un cambio de paradigma hacia un acercamiento más integral para el paciente con una perspectiva más abierta con el fin de comprender la complejidad del binomio salud – enfermedad.
El modelo biopsicosocial representa la evolución del entendimiento en el concepto de salud humana, brindando importancia a la interconexión entre la biología, la psicología y los factores sociales que afectan al individuo.
En Fitmill fomentamos la atención integral del usuario otorgando la misma importancia a todas y cada una de las dimensiones del individuo.
La dimensión biológica, el “Big Five” de Dan John
Prácticamente cualquiera de nosotros conocemos a alguien que, aparentemente, está muy fuerte, pero después no es capaz de atarse los cordones, correr detrás del perro cuando se le escapa o, incluso, de rascarse la espalda cuando le pica. ¡Qué horror! Y es que la ganancia de masa muscular sin funcionalidad es del todo inútil, ¿de qué me sirve tener un bíceps de 50 cm de diámetro, si necesito ayuda para quitarme la camiseta? El entrenamiento funcional en Fitmill combina absolutamente todos los beneficios de la ganancia de fuerza, resistencia y masa muscular mientras se replican actividades básicas de la vida cotidiana.
Cuando desarrollamos los entrenamientos en Fitmill lo hacemos en base al concepto del “Big Five” del gran autor Dan John, uno de los pioneros en el desarrollo de entrenamiento funcional eficiente. Este concepto determina que existen cinco patrones que conforman la base de lo que debería ser un buen entrenamiento funcional. Estos patrones son los siguientes:
- “Push” o empujes: cuando hablamos de empujes nos referimos a cualquier movimiento que aleje la carga de nuestro eje en cualquiera de los planos vertical, transversal o sagital. Normalmente, la musculatura implicada en los empujes pertenece a los grupos musculares de la cadena anterior de tren superior como pectorales, deltoides y tríceps. Ejercicios que pertenecen a esta categoría son el press banca en todas sus variantes, el press militar o las extensiones de tríceps.
- “Pull” o tracción: las tracciones son la contraparte a los empujes, ejercicios que atraen la carga hacia nuestro eje en cualquiera de los tres planos. Estos ejercicios involucran grupos musculares de la cadena posterior del tren superior como el dorsal, redondo y deltoides posterior. Ejemplos de tracciones son los remos y jalones en todas sus variantes.
- “Squats” o sentadillas: la sentadilla es conocida como la reina de los ejercicios y es que razón no le falta, ya que es la base del movimiento desde que comenzamos a dar nuestros primeros pasos. Existen sociedades como la asiática donde este movimiento está inherentemente inculcado en la población, siendo capaces de adoptar esta posición durante largos periodos de tiempo sin molestias aparentes. Por ello, deberíamos ser capaces de realizar sentadilla en todas sus variantes hasta el final de nuestros días, tanto en el gimnasio y con una barra, como en la vida diaria para atarnos los zapatos.
- “Hip Hinge” o bisagra de cadera: el siguiente patrón involucra una de las mayores articulaciones del cuerpo humano, la cadera. La cadera en su totalidad interviene una gran cantidad de movimientos ya sea de forma agonista, antagonista, sinergista o estabilizadora. Aunque no lo parezca estamos continuamente realizando movimientos de cadera; flexión, extensión, rotación, circunducción, abducción, aducción, etc. Movilizamos la cadera para levantarnos de la cama, para ponernos las zapatillas, para ir hacia el lavabo y lavarnos la cara, para preparar el café y recoger la cuchara que se nos ha caído del sueño que tenemos, etc.
- “Carries” o transportes: el último patrón de movimiento, pero no menos importante, consiste en los transportes de carga. Cuando llevas tres bolsas de la compra por mano, pero prefieres perder la circulación de ambas antes que dar dos viajes al supermercado, estás haciendo un transporte de carga. Esta capacidad innata nos ha permitido evolucionar como especie hasta llegar al homo sapiens actual ya que, sin ella, nunca podríamos haber iniciado el nomadismo y, posteriormente, la construcción de los primeros asentamientos. Así que, a partir de ahora, cada vez que cargues con tu hijo, no te vuelvas a replantear la paternidad, piensa en el buen entrenamiento que estás haciendo.
Cuando analizamos un “WOD” (si no sabes que significa lee el blog de “Todo lo que debes que saber sobre el Crossfit®”) observamos que la distribución de ejercicios y sus finalidades para nada se asemejan a las de replicar una actividad cotidiana, a menos que vayas a comprar el pan haciendo el pino, y esto es debido a las necesidades de la disciplina deportiva. Indudablemente que los entrenamientos de Crossfit® también te orientan hacia una versión más sana y fuerte de ti mismo, pero el camino a recorrer es más tortuoso y complejo que a través del entrenamiento funcional. El Crossfit® requiere, a veces, una exigencia extrema que, para atletas principiantes o usuarios recreacionales, lo convierte en una verdadera pesadilla, y con razón. Sin embargo, el entrenamiento funcional te permite adaptar la sesión a tu nivel, tus objetivos y tus necesidades, aplicando una individualización propia de un entrenamiento personal, pero con las ventajas del entrenamiento en grupo.
La dimensión psicológica, el entrenamiento funcional como vía de escape
La actividad física es para muchos de nosotros una forma de liberar las tensiones del día. Nos evadimos de los problemas durante un breve periodo de tiempo, liberamos hormonas como las endorfinas que aumentan nuestros niveles de felicidad a la misma vez que disminuye la principal hormona del estrés, el cortisol. A través del entrenamiento funcional podemos contribuir a este estado de calma mental tras una sesión de actividad donde hemos ejercitado nuestro cuerpo de forma exigente, pero sin alcanzar el límite. Recordemos que cada uno de nosotros perseguimos objetivos distintos, habrá personas a las que les encante entrenar y conseguir objetivos a nivel más profesional, y otras a las que ni siquiera les guste entrenar, pero que simplemente realizan actividad física por salud física, mental o ambas.
La gran ventaja de las clases en Fitmill es la capacidad de adaptarse a los objetivos y situación personal de cada individuo, a diferencia de un WOD de Crossfit®, en Fitmill te aconsejaremos determinadas cargas en función de tu nivel de entrenamiento, edad, lesiones previas y objetivos, fomentando siempre la mejoría semanal, pero manteniendo la individualización. Sin embargo, en un WOD de Crossfit®, la personalización se complica ya que estos entrenamientos están pautados para ser realizados con un peso y en un tiempo concreto determinados por las reglas de la competición. Por tanto, si eres un principiante, a menos que quieras empezar en el mundo de la actividad física “por la puerta grande” con cargas altas, tiempo que batir, normas y reglas muy estrictas, el entrenamiento funcional es lo que mejor se adapta a tu nivel.
Al fin y al cabo, se trata de encontrar la manera de practicar ejercicio de una forma sencilla, divertida y atrayente, no de añadir más estrés en el día a día con clases extremadamente difíciles que nos dejan molestias y dolores durante semanas.
La dimensión social como pilar fundamental
Para aquellas personas las cuales entrenar les cuesta demasiado y no tienen motivación suficiente como para hacerlo de forma solitaria, entrenar en grupo resulta muy atrayente e indicado ya que el compartir ejercicios, experiencias y momentos con los compañeros enriquece en gran medida la actividad, además de motivarnos, impulsarnos a ser mejores y crear una red social de relaciones saludables de la cual nos beneficiaremos de forma interconectada tanto dentro como fuera del gimnasio. El entrenamiento funcional en Fitmill, al ser grupal, nos permite fomentar las relaciones sociales que contribuirán al bienestar tanto físico como mental sin duda alguna.
A diferencia del Crossfit®, con el entrenamiento funcional en Fitmill no existe el aliciente de la competición ni la rivalidad, competimos contra nosotros mismos queriendo ser mejores versiones cada día y sin generar disputas por ver quién levanta más o quién termina más rápido. En Fitmill somos un equipo, desde aquel que comienza en su primer día hasta quien lleva desde que se hacían entrenamientos en el parque Zafra, y es que remamos juntos por un objetivo común, el bienestar de todos y cada uno de nosotros.
Después de haber analizado las ventajas del entrenamiento funcional en Fitmill frente al Crossfit® espero que no te quepa duda sobre qué se adapta mejor a tus objetivos, necesidades y situación personal y si tienes alguna ya sabes, ven a conocernos y a probar nuestro método de trabajo, estoy seguro de que no te arrepentirás…
Recuerda que Fitmill es tu gimnasio en Huelva.